Reseña del gastrónomo
La ciudad natal de El Chef Daisuke Maeda, Takamatsu en el estado (allá lo llaman prefectura) de Kagawa, al Sur de Japón, pasa el rio kasuga. De ahí el nombre de este restaurante. Después de su paso por Juni ko, este gran restaurante en plaza Andares, Daisuke abre esta barra japonesa con no más de 10 lugares para atender, con estricta cita, ya que todo se prepara para los comensales al momento, con los ingredientes más premium que encuentra y de ese país nipón. Acudí en domingo en compañía de mi amiga Viviana, no sin antes haber hecho reservación en la app de open table. Llegamos a un lugar que no parecía, pero un guardia (de kasuga) me comento que, por un costado de la finca, al fondo se llega a en donde encontrarás una barra de madera donde, del otro lado están los chefs preparando para comensal sus platillos. Enmarcados con una pared de granito negra. Al llegar nos dieron carta de alimentos y no vimos omakase (menú del chef), aunque sí cuentan con ello, por lo que pedimos platillos variados que aquí te platico.
Iniciamos con un chicken nanban $150 son 3 bolitas de pollo, pude identificar que es la carne de una pierna de pollo por los músculos que se sienten al morder, no es de carne triturada que sabrá dios que más contenga, éstas eran pura sabrosura. Empanizadas no al estilo kaarage que queda muy crujiente sino; un poco mas suaves con una salsa tártara encima. Un gran especial del restaurante.
Seguimos con un rollo de cangrejo concha suave $230 vienen 5 piezas un poco mas grandes y gordos de los normal, en los extremos del acomodo, sobresalen patas del cangrejo perfectamente empanizadas, se percibe un sabor ahumado delicioso que aporta el yamagobo (que es esta raíz de una especie de rábano japonés encurtida), lechuga y aguacate. Gran sabor y enorme las capas de textura.
No podía quedarme con las ganas de pedir un cono spicy tuna $95 que, aunque no está en la carta, dijeron que con gusto lo preparaban. En realidad, llegó en forma de tako (esto es; en rollo pero sin cortar) con un interior lleno de sabor de un atún de calidad superior y muy picadito a mano, quizá faltó un poco de spicy pero la experiencia de la textura del atún mató todo lo demás.
Siguió la fiesta con un UFT (unagi, foie, trufa) $200 es un nigiri de lo más bueno que he comido jamás, estaba tan bueno que me quedé pensando que el tamaño debería ser más generoso. Sobre la base de arroz, montan un pequeño filete de anguila, al cual le rallan foie y lo antorchan hasta derretir para luego, encima de, rallar un poco de trufa que te lleva a agradecer todo lo que has vivido hasta ese día. Y sentir lo maravilloso que es estar vivo y probar estas delicias.
¡Sé feliz!
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