Reseña del gastrónomo
Para mi, venir a Karmele siempre es un gusto, es de esos lugares a donde siempre
quieres volver. Karmele inicio en enero 2019 cuando Miren Karmele y su hermana
Edurne se asociaron para abrir este concepto que tiene; panadería y un pequeño menú
de café y comida. Miren Karmele ya vendía sus panes, galletas y brownies que hacía en
casa de sus papás desde antes y ya había conseguido una buena fama con sus ricos
panes que les llama karmelitos.
Acudí temprano a un desayuno con el buen Ingeniero Nieto, y le sugerí ahí ya que,
conociendo como le agrada lo dulce pensé que le iba a gustar y así fue atinadamente.
Iniciamos como Dios manda con un par de panes dulces ya que son irresistibles. Muffin
de plátano $30 es una mantecada con una costra dorada en su cúpula, con un sabor
profundo a la fruta y muchos tropiezos de nuez de castilla. Con una humedad en su punto.
Y claro un karmelito de romero y guayaba $45 qué claro que no podía dejar de pedirlo si
es a lo que regreso siempre. Pero esta vez lo vi con romero y preferí ese que sólo
guayaba que es el que me gusta, aunque tienen varios sabores de temporada. Es un
panecito lleno de sabor, crunch, suavidad, aroma que hace que tus sentidos se metan en
él y se disfrute de principio a fin. Sus bordes dorados le dan textura a cada bocado, y el
aroma a romero se siente a cada bocado. Es una joya.
De salado, iniciamos con un Pan Estrellado $75 en un pan de caja (obvio que hornean
en casa), blanco un poco tostado, le dan una buena embarrada de aguacate en su punto,
para luego montar un huevo estrellado tierno, como se solicitó, muy bien sal pimentado, lo
acompañaban con una sencilla ensalada verde con mitades de tomate cherry y una lluvia
de ajonjolí bicolor.
Seguimos por el buen camino de lo salado con un antojo que ambos coincidimos al
ordenar, Sándwich de roast beef $120 éste lo confeccionan con pan rústico de hogaza
(también de casa), es de muy buen tamaño, sus rebanadas no son gruesas lo que lo hace
que no sea pesado, además que es de masa madre y aligera la digestión. Es muy
sencillo, ya que solo lleva una buena porción sin ser muy generosa de un roast beef de
buena calidad, suave de buen sabor y sin sensación de nervios internos que interrumpan el
bocado. Lleva una ligera capa de un queso gouda bien fundido y un buen puño de
arúgula fresca. No se acompaña mas que con la bendición de cocina y los buenos
pensamientos que deja al terminar. Ah claro y las ganas de volver.
Karmele es un gran lugar, a veces, incluso, cuando me toca llevar el postre a una
reunión, comida o cena, paso por karmelitos de varios sabores y han sido un éxito
siempre.
Larga vida a Karmele y sus chefs reposteras.
¡Sé feliz!
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